miércoles, 31 de mayo de 2017

ELECCIONES EN INGLATERRA ¿LAS VOLVERÁ A CARGAR EL DIABLO?

El 18 de abril, nos despertamos con la noticia de que después de negarlo reiteradamente, Theresa May iba a pedir autorización al Parlamento para adelantar las elecciones, previstas para el 2020, al próximo 8 de junio. Pretende aprovechar las encuestas y la situación desastrosa en que se encuentran los laboristas. Triquiñuela política con la que pretende obtener una mayoría más holgada para negociar el Brexit con las manos más libres. Hasta aquí todo razonable si nos olvidamos de que las elecciones las carga el diablo, especialmente en la Inglaterra de después de la IIª G.M.; como pudo comprobar en sus carnes el también conservador Winston Churchill que ejecutó idéntica triquiñuela; si bien le resultó rana y el voto del pueblo británico le explotó en la cara.



Firmada, el 8 de mayo de 1945, la derrota de Alemania, Winston Churchill propuso a los líderes de los liberales y laboristas mantener el Gobierno de Coalición hasta la completa derrota del Japón o en su defecto declarar la crisis y realizar elecciones de manera inmediata. Entendía que la razón de la coalición ya no tenía sentido pues su objetivo, la derrota de Alemania, se había conseguido. Esta propuesta no le cayó bien a la oposición, porque en esos momentos Churchill gozaba de la simpatía del pueblo, ante la gran victoria frente a Alemania, y por tanto le garantizaba en cierto modo la votación en favor de los conservadores. Algo parecido a lo que ahora piensa Theresa May, ¿pero el pueblo votará por un Brexit duro o uno blando o repetir el referéndum?

Los dirigentes del Partido Laborista, igual que ahora, debatieron la propuesta y pese a la oposición de Attlee y Bevin, acordaron aprobar la moción de la llamada a elecciones en otoño. Aprovecho para recordar que la moción que permite convocar elecciones necesita de al menos el 66% de los votos, cuando para el Brexit ha sido suficiente con el 52% . Absurdo, ¿no?. Igual que para Puigdemont y Cia., les parece suficiente el 48% de los votos o el 53% de los escaños para pedir la secesión; cuando para cambiar el Estatuto son necesarios el 66% de los escaños. 

Portada de ABC, del 24 de mayo de 1945,
anunciando la dimisión de Churchill

Debatida y aprobada la moción en el Parlamento, como manda la ley, el 23 de mayo de 1945, Churchill renunció como líder del gobierno de coalición y formó un gobierno de transición con conservadores, liberales e independientes. De igual forma, el 15 de junio fue disuelto el Parlamento y Churchill convocó a elecciones para el día 5 de julio de ese año. Ganaron los liberales por mayoría absoluta. Winston Churchill no esperaba esos resultados ni en sus peores pesadillas, perdió 190 escaños, quedándose con 197 y los laboristas ganaron 239, hasta los 393. Las elecciones las carga el diablo.

Las negociaciones con Truman y Stalin, en Potsdam, las terminó Attlee como Premier británico, ¿terminará May el Brexit?  
Atlee, Truman y Stalin al final de Potsdam
Churchill, Truman y Stalin al inicio de Potsdam
¿como influirá en la votación del 8 de junio la sensación que ha dejado el Brexit en las zonas industriales y grandes ciudades? Parece que mal y especialmente las meteduras de pata de Teresa May, pues las encuestas del último mes van transformando la que parecía holgada mayoría en un casi empate técnico. A los jubilados los tiene de uñas con el llamado «impuesto de la demencia», que les obliga a responder con sus casas para pagar la asistencia social a domicilio si son dependientes y no pueden hacer frente a la factura.

La última encuesta de YouGov ha caído como una bomba en la recta final de la campaña y reafirma la "remontada" de Jeremy Corbyn, que hace cuatro semanas estaba a 19 puntos y ahora se encuentra a tan solo seis de los conservadores. La campaña de Theresa May ha entrado mientras en estado de pánico y frente a la dureza de ésta en su salda de la UE,  Corbyn aseguró que si llega a Primer Ministro garantizará los derechos a los inmigrantes europeos en suelo británico.    "Nuestro partido respetará la decisión popular, pero intentará entablar un nueva relación con Europa en el futuro (...) Lo que no haremos es amenazar de entrada con levantarnos de la mesa de negociaciones o con convertir nuestro país en un paraíso fiscal".                        

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